Un grupo de médicos forenses analizan los tratos crueles e inhumanos sufridos por los presos políticos nicaragüenses y, además de encontrar el abuso sexual como método de tortura, descubren que las víctimas fueron contagiadas de enfermedades de transmisión sexual
Un grupo de médicos forenses nicaragüenses, alarmados por la brutalidad que los presos políticos sufrieron en las prisiones del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, decidieron estudiar a fondo las torturas empleadas por los carceleros entre 2018, cuando iniciaron las masivas protestas sociales, hasta 2021, el año en que la mayoría del liderazgo opositor fue encerrado en las temidas celdas de El Chipote. Fueron 73 víctimas las analizadas y el abuso sexual salta como uno de los principales métodos de torturas empleados. Sin embargo, los científicos descubrieron algo más: que dos presos políticos fueron contagiados por el Virus del Papiloma Humano (VPH) producto de los tocamientos en zonas íntimas.
Del total de víctimas atendidas por estos médicos, se pudo constatar que en 3 mujeres y 7 varones hubo afectaciones anales y vaginales, según análisis y estudios de laboratorio relizados tras ser excarcelados por el régimen . “Se realizaron un total de 56 estudios paraclínicos, entre ellos Rayos X, Ultrasonidos, Electromiografía y Tomografía Axial Computarizada”, precisa el informe forense.
Además de lesiones vaginales y anales, una presa política sufrió penetración completa en sus partes íntimas, lo cual lo convierte en abuso sexual. “El uso del pene y la incursión de tonfas fueron los principales mecanismos de violación sexual que se pudo comprobar en los estudios”, revela uno de los médicos forense involucrados en la investigación.
Denuncias vinculantes con las evidencias
Otra secuela que han tenido las víctimas de estas violaciones son los traumas psicológicos que muchas veces las limitan a expresar los horrores vividos en las celdas del régimen sandinista.
Las víctimas de estos abusos sexuales fueron personas de entre 25 a 35 años y, en su mayoría, son habitantes del pacifico nicaragüense.
Los expertos explican que para realizar estos análisis médicos se contó con la autorización y el consentimiento informado de las victimas, que denunciaron ante organismos de derechos humanos los ultrajes recibidos.
“Se calificó, según el grado de fundamentación, en alto, mediano, bajo o ningún grado de fundamentación. Asimismo, se descartó aquellos que no constituyen actos de torturas o tratos crueles vinculados con lo que se investiga”, explica una de las notas médicas en el informe conclusivo.
En este sentido, uno de los forenses explicó que el grado de fundamentación está vinculado a que “los hechos narrados son coherentes y consistentes”. “Además que las evidencias del examen físico y estudios clínicos mantenían una total correlación entre sí y son indubitables”, específica.
Tortura generalizada en Nicaragua
Un reciente informe del Organización Mundial Contra la Tortura y el Colectivo Nicaragua Nunca Más revela que las practicas de actos inhumanos contra los opositores no se han detenido, e incluso los abusos sexuales alcanzan hasta a familiares de los reos.
“Los abusos no solo se limitan a las personas privadas de la libertad sino que también incluyen a familiares y visitantes. Estos han denunciado abuso sexual y malos tratos durante los procesos de revisión y requisa al momento de entrar a los centros penitenciarios durante los días de visita”, expone el Informe sobre el proceso de seguimiento de las observacions finales del segundo informe periódico de la República de Nicaragua.
La tortura ha sido “una práctica extendida que no se limitó al periodo de crisis en 2018 sino que se ha empleado desde entonces. Se han reportado 40 métodos de tortura que se repiten en diferentes casos y centros de reclusión”, agrega el informe de los defensores de derechos humanos.
Entre las practicas de tortura más frecuentes están la amenazas de muerte contra familiares de la persona detenida, desapariciones forzadas temporales, quemaduras, choques electricos, desprendimiento de uñas, tortura por suspensión o ‘colgamiento’, privación de atención médica, entre otras.
La tortura por placer
Denis Darce, secretario ejecutivo adjunto de la Comisión Permanente de Derechos Humanos, explicó que “nadie pensó que este comportamiento prehistórico del régimen de Daniel Ortega pudiera ver en pleno siglo XXI, en sociedades democráticas”.
“Los procesos de torturas empezaban desde la detención, muchas de ellas fueron perpetradas tras la detención ilegal realizada por grupos paramilitares, dentro de los cuales las mismas víctimas han identificado a miembros de la Policía Nacional”, explica el defensor de derechos humanos.
Resalta que “las torturas sufridas por las personas no siempre fueron con el objetivo de obtener una confesión como parte de una investigación”, sino que ocurrieron a discreción del abusador con la intención de provocar daño a sus víctimas.
Darce explica que en el contexto que sigue viviendo el país estos casos de abusos, cuya secuelas aún permanecen en las víctimas, no tengan acceso a una verdadera justicia.
“Ha sido imposible lograr que la justicia nicaragüense reciba un caso o denuncia de tortura, por el contrario, la CPDH (Comisión Permanente de Derechos Humanos) intentó presentar casos concretos de denuncia de tortura que fueron rechazados, sin revisión, por el Ministerio Público. Consideraban que estos casos estaban cubiertos por la ley de Amnistía, algo que es completamente ilegal”, expuso.
A nivel internacional se ha denunciado que el régimen de Daniel Ortega ha tenido responsabilidad directa por estas prácticas contra sus opositores. Parte de las recomendaciones de los forenses es la utilización del “estudio como elemento para sustentar y llevar las denuncias de las víctimas ante la comunidad internacional en un eventual juicio de responsabilidades”.
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