Este año las festividades de San Jerónimo, se han visto opacadas por la tensión que mantienen el gobierno de Nicaragua contra la iglesia católica, al punto que estas celebraciones han sido prácticamente militarizadas porque bajo amenazas de policías fuertemente armados no han permitido la realización de las procesiones que se realizan año tras año.
“La iglesia estuvo vacía, porque seguro la gente está decepcionada de las medidas arbitrarias que tomó el gobierno de no dejar salir al santo. Imagino que muchas familias tuvieron temor de llegar a la iglesia porque está rodeada de policías y antimotines, la verdad es que la población de Masaya esta muy molesta porque nos han quitado esta centenaria celebración”, comentó un asistente bajo el anonimato.
En la iglesia llegaron pocos devotos que solo pudieron ver la imagen del “doctor que cura sin medicina”, en su nicho formada por una montaña de flores. Muchos niños y adultos con sus candelas solo se limitaron a orar y pedir una plegaria al santo después de misa.
Este viernes 7 de octubre se celebra la tradicional Octava que consiste en la procesión más larga de Nicaragua con una duración cerca de las 24 horas desde su salida en horas de la mañana, donde los masayas aprovechan para bailarle al santo y acompañarlo en su recorrido.
Este año durante la bajada de las imágenes de San Miguel y San Jerónimo el 19 y 20 de septiembre respectivamente, la policía rodeó los templos para no permitir la salida de las veneradas imágenes, aduciendo “razones de seguridad”, lo que generó la molestia del pueblo católico de Masaya.
En diferentes foros internacionales se han abordado y denunciado la prohibición de estas procesiones y demás persecución contra la iglesia católica en Nicaragua y a sus lideres pastorales, incluso esta acción represiva fue denunciada en la reciente sesión de la 52 Asamblea de la OEA realizada en Perú.
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