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Salida del Cafta provocaría situaciones de riesgo humanitario para Nicaragua

¿Qué posibles consecuencias desencadenaría una expulsión de Nicaragua del DR-CAFTA? ¿Qué tan eficaz podría ser esta medida? ¿Vale la pena el costo? ¿Qué tan alto podría ser el costo?. En primer lugar, "un Tratado de Libre Comercio (TLC) es un acuerdo entre dos o más países entre los que se intercambian bienes y servicios con tratos preferenciales, es decir, con niveles menores de impuestos y aranceles".


Algunos Tratados incluyen clausulas sobre aspectos de cooperación y democracia, tal es el caso del Acuerdo de Asociación (AdA) de Centroamérica con la Unión Europea.


Contrario al AdA, el DR-Cafta no contiene cláusulas en materia de Derechos Humanos; empero, sí se encuentra suscrita sobre la base de un conjunto de acuerdos en la Organización Mundial de Comercio, donde los países firmantes se comprometen a respetar los DDHH.

En términos de exportación antes de que Nicaragua se incorporara al tratado producto del esfuerzo ingente del ingeniero Enrique Bolaños (q.e.p.d), y pese a los obstáculos y negativas de la bancada sandinista, difícilmente se logró exportar 500 millones de dólares. Luego, se llegó a superar los 3,000 millones de dólares.



Firma del Tratado en Washington entre Centroamérica con Estados Unidos - 28 de Mayo del 2004.

Algunos de los principales productos exportados han sido: Café, Oro, Tabaco, Carne de Bovino, Arneses, Textiles, etc. Asimismo, los principales productos importados de Estados Unidos a Nicaragua son: Maquinaria industrial, Petróleo, Bienes de Consumo y Equipos de Transporte, etc.


¿Qué provocó este crecimiento? Recordemos que un país es atractivo para invertir cuando hay: seguridad en todos los aspectos (jurídica, social y financiera); incentivos fiscales; mano de obra cualificada, barata o cuando posee acceso a mercados internacionales importantes. Y, acá es donde el CAFTA entró en juego, incentivando la entrada de nuevas firmas, y generando así que los productos exportados desde el país ingresaran al mercado estadounidense recibiendo tratos preferenciales y volviendo estos bienes y servicios más competitivos.


Entonces, tomando en cuenta todo lo anterior: ¿Qué se perdería dada una posible expulsión (o suspensión)?. Tras perder acceso preferencial a este importante mercado internacional, quedarían en riesgo más de 120,000 personas en alrededor de 187 empresas de Zonas Francas.


Viéndose también perjudicados aquellos que trabajan en Call Centers, que según algunas estadísticas suman entre 6,000 y 7,000. Eso sin contar que muchos de estas personas son únicas sostenes de sus casas y generan además empleos indirectos a otros trabajadores.

Perdiendo este importante mercado también se verían afectados los flujos de inversión, cooperación y por supuesto, los ingresos por turismo. Generando una pérdida importante de divisas extranjeras, lo que sería contraproducente considerando el nivel de dependencia al dólar.


En este punto, dimensionando el impacto, cuando se habla de desempleo a estos niveles, hablamos de un deterioro económico que provocaría que muchas personas queden en situaciones de riesgo humanitario; teniendo incluso que abandonar el país en grandes diásporas.

Llegado a este punto, todo lo necesario a conocer sobre el posible impacto de la expulsión ya se ha logrado asimilar. Sin embargo, es completamente entendible que se depositen esperanzas en la opción en cuestión. A nadie se le puede criticar por ello.


¿Qué tan eficaz sería esta medida? ¿Hay evidencia de su eficacia?. Tomando en cuenta que la sanción en este caso es generalizada y no se dirige a estructuras empresariales específicas, el impacto lo recibiría la población, pero ¿habría impacto colateral?.


Los investigadores Hufbauer, Schott y Elliott han publicado tres ediciones del libro ‘Economic Sanctions Reconsidered: History and Current Policy’ donde examinan episodios de sanciones económicas en las relaciones internacionales a lo largo del siglo XX.


Los autores registran 115 episodios de sanciones económicas, de los cuales solamente 5 se podrían catalogar como ocasiones en las que estas han sido verdaderamente efectivas y con períodos de tiempo que superan en muchos casos los 10 años (Robert A. Pape, 1997: 93).


Es decir, que de estas 115 sanciones establecidas a distintos países, en distintas condiciones, con períodos de duración de 10 años en promedio, únicamente se ha alcanzado un porcentaje de efectividad del 4%, lo cual es muy bajo, para un costo tan alto.

Otro estudio de Navin A. Bapat y Ram Kwon, de Cambridge University, donde utilizan Teoría de Juego, encuentran que el ejercicio de establecer sanciones es más efectivo solo cuando son aplicadas de forma específica y estas firmas poseen una participación de mercado moderada.


La lógica que subyace a todo esto es sencillamente que las empresas que podrían verse afectadas de los remitentes de sanciones, no poseen fuentes de ingresos con restricciones presupuestales o con restricciones de contactos, como sí la tiene una empresa convencional.


Si sanciones de esta naturaleza tuvieran un nivel de efectividad alto, entonces Cuba sería libre luego del embargo comercial, pero no ha sido así. Ese régimen se perpetuó en el poder pese a la miseria de su población. El riesgo sin duda es bastante alto.


Aún no es seguro, pero si esto se lleva a cabo: ¿Conseguiríamos acceso a otro mercado o nos incorporaríamos luego?. No es tan sencillo, ganar poder de mercado es un proceso muy complejo. Tan solo como ejemplo: desde los 90's las exportaciones de Nicaragua no superaban los 300 millones de dólares.


Tuvieron que pasar cerca de 30 años para construir una estructura exportadora como la actual. Es decir, perder un mercado así, no es algo que se reponga de la noche a la mañana, menos para un país como el nuestro.

Conclusiones:

a) Habría un impacto generalizado, pero los únicos que no poseen un colchón financiero para amortiguar el golpe somos nosotros los nicaragüenses.


b) Cualquier país es libre de comerciar con quién quiera, por lo tanto la posición de EEUU, es válida.


c) Como nicaragüenses podemos tener posiciones a favor o en contra, pero una cosa que nos une en este proceso, es que no tenemos certidumbre de nada y en cambio sí tenemos mucho por qué preocuparnos, como dije al inicio, lamentablemente las opciones son muy pocas.


NOTA DEL AUTOR: Esta información no intenta ejercer contraria a quien, con hambre de un mejor futuro, deposite su esperanza en alguna alternativa del horizonte. Considerar lo contrario es también comprensible. Este texto brinda información a quien quiera valorarla. No soy político, ni poseo vínculos e intereses político-partidarios, comparto mi enfoque siempre desde la academia.

*Maykell Marenco, Ingeniero en Economía. Consultor Económico Independiente.

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