Los colaboradores de la casa-oficina que Rosario Murillo ocupa en su residencia de El Carmen, en Managua, vienen padeciendo desde hace meses por los “subi y baja” de su temperamento, los que creen, es aparentemente provocado por los estados medicados de la vocera gubernamental.
Una fuente muy cercana a su grupo de trabajo al mando de sus hijos Edmundo Ortega Murillo, Camila y Luciana, confió que tienen “días grises” cuando la “compa”, a como la llaman, “anda alterada” y repartiendo fuertes regaños de los que ni sus propios hijos se escapan. “Se pone difícil”, señala el informante.
Murillo tiene acceso directo a quienes bajan sus órdenes en sus canales de televisión, a veces a través de quien es su “mano derecha”, Edmundo Daniel Ortega Murillo, a quien en 2022 hizo debutar como el Coordinador de Medios del Poder Ciudadano y otras veces, aborda directamente a quienes son los subordinados de él o de sus otros hijos.
Y cuando se señala “acceso directo” no es solo por el mando, geográficamente lo tiene. Las instalaciones de las televisoras de su familia “están literal físicamente conectadas a su oficina” en El Carmen, señala la fuente, que confirmó que la ira inesperada con la que habló el primero de abril, fue bajo el clima de los que ellos llaman “días grises”.
“Estresada, fatigada”
El 15 de marzo pasado no solo “las alarmas se encendieron” en la oficina que dirige la vocera del régimen Ortega-Murillo, sino que sirvió para que sus colaboradores, cuenten ahora con una explicación sobre “los días de infierno” que han vivido al servicio de Murillo.
Ese día “la compañera” casi colapsó. En medio de su alocución de mediodía tergiversar palabras y sufrió un especie de soponcio, un desmayo o desvanecimiento que asustó a quienes colaboran con ella durante las transmisiones. Incluso se puede oír la voz de una mujer pidiendo ayuda durante el incidente que de inmediato, fue titular en las plataformas y redes sociales.
Claro que ni Murillo, ni ningún otro funcionario, explicaron después el incidente, lo que dio lugar a muchas especulaciones sobre la salud de Murillo, que este año cumplirá los 73 años.
Para nadie es un secreto que la vocera es la que dirige el gobierno en el día a día y que a Ortega, le deja las decisiones mayores. Quienes la conocen, dicen que a ella le gusta “estar en todo” y que ha decidido que ninguna escoba se compre para el Estado, ni ninguna afanadora se contrate en alguna institución sin que ella dé antes su visto bueno.
“Ella está bajo fatiga y mucho estrés”, dice otra fuente estatal que por temor a la represión pide el anonimato estricto. Todos en su oficina entienden que la “compañera” sufre algún desgaste, aunque el tema es prohibido en El Carmen y fuera de allá, especialmente en instituciones de gobierno.
Su estallido por el estallido de abril
Lo otro que tampoco es un secreto es que abril no es el mes más querido para ella y menos para su régimen. Los atormenta el recuerdo de que por esos días, hace seis años, el país entero se levantó en protestas sociales exigiendo que su esposo, ella y sus hijos, dejaran el poder.
Sin remedio, recurrieron a responder con fanáticos armados que dejaron 355 muertos, más de 2 mil heridos, unos mil secuestros desde el 2018 y cerca de los 300 mil desplazados a la fecha. Hoy Ortega y Murillo, son considerados un régimen que comete crímenes de lesa humanidad, según los informes internacionales como los últimos que ha presentado el Grupo de Expertos en Derechos Humanos de las Naciones Unidas que investiga los hechos que le siguieron a aquel abril en Nicaragua.
La fuente dice, que a Murillo le han prescrito medicación para mantener su estabilidad emocional y física, pero no encuentra el balance porque se rehúsa a descansar más y delegar responsabilidades. “Ella no confía en nadie, es el problema, ni en los hijos”, dice el informante.
Una internista de un hospital privado en Managua, señaló que es difícil tener certeza de lo que pasó con Murillo durante el incidente de marzo o lo que pasa en estos momentos, pero cree que pudo ser producto de una fatiga. “Es gente que no descansa bien por sus responsabilidades y si hay estrés frecuente, es el resultado”, dice la especialista.
La internista explicó que el soponcio, “es una especie de desmayo, ataque, desvanecimiento acompañado de mareo”. “Se trata, señaló, de un desmayo momentáneo provocado por varias razones entre las que figura un disgusto, susto o malestar grandes que sobreviene sin previo aviso”, dijo. “Es común estos episodios en personas con mucha presión laboral o social”, señaló.
Otro galeno cree que lo más seguro es que “la paciente”, la vocera gubernamental, debe estar ya bajo un cuidado estricto de muy buenos especialistas. A sus colaboradores no les cabe duda, el problema es que ellos están bajo el mismo estrés por su temperamento, pero lo más seguro es que sin el mismo cuido, ni los mismos médicos.
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