Familiares de presos políticos que se encuentran en las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), mejor conocida como El Chipote, expresaron su preocupación al conocer de una reducción drástica en las raciones de comida que reciben los opositores.
"Estamos sumamente alarmados por la reducción drástica de las raciones alimenticias después de la última visita llegando a extremos incompatibles con la vida... se redujeron más que nunca, provocando más desnutrición y adelgazamiento extremo...", denunciaron los familiares.
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Además de mejoras en la alimentación de sus seres queridos, demandan la entrega de paquetería semanalmente y que está sea manejada por los opositores y no por las autoridades de la DAJ.
Demandan atención médica
Sumado a los problemas por la mala alimentación, algunos opositores están desarrollando infecciones de garganta y estómago y que debido a la falta de atención médica especializada no tienen un diágnostico claro y los tratamientos necesarios.
Entre los presos políticos que requieren atención médica especializada están: Pedro Vásquez, Miguel Mendoza, Freddy Navas, Marcos Fletes, Irving Larios, Violeta Granera y Juan Lorenzo Holmann.
Los problemas de salud que están presentando algunos, también se deben a las precarias condiciones en las que viven, como son dormir en planchas de concreto sin almohadas ni frazadas. Algunas celdas tienen goteras y se inundan. Además que no se les entrega materiales de higiene personal y limpieza de las celdas.
Política de incomunicación
En el comunicado, los familiares también denuncian la "política de incomunicación y no visitas" de hijos e hijas menores. Algunos presos políticos como Miguel Mendoza, Félix Maradiaga, Suyen Barahona, entre otros no han logrado ver a sus pequeños en más de un año de encierro en El Chipote.
Recientemente, Tamara Dávila y Miguel Mora lograron ver a sus hijos tras realizar una huelga de hambre, un mecanismo que pone en peligro sus vidas.
Además de las visitas, los opositores también son privados de material de lectura y escritura.
Décima visita
Pese a que algunos ya llevan más de un año encerrados, solamente han visto a sus familiares en diez ocaciones. Las últimas visitas fueron autorizadas entre el 26 y 28 de agosto, despúes de 30 días de incomunicación.
Los familiares denuncian que las autoridades persisten en la falta de incumplimiento de los períodos de entre 15 y 21 días para autorizar visitas y que estas violetan la ley y convenciones internacionales de Derechos Humanos.
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