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Dos exiliados regresan a Nicaragua y se van otra vez decepcionados: “todo ha empeorado”, dicen



Dos ciudadanos nicaragüenses de origen matagalpino, regresaron a Nicaragua de manera clandestina en plena navidad 2022 para intentar asentarse nuevamente en su tierra. Dijeron que lo harían poco a poco y bajo estrictas medidas de seguridad.


Pero nada salió como esperaban y decidieron salir del país nuevamente. No se sintieron seguros, ni era seguro para el resto de sus familias. Aseguraron que el clima de persecución sigue intacto y que la economía marcha mal, “no hay trabajo”, aseguran.


Manuel de Jesús y Álvaro Roberto, así han querido identificarse estos matagalpinos para este reporte. Se fueron al exilio y volvieron porque el exilio tampoco les había funcionado. “Uno siempre está incompleto sin la familia”, dice uno de ellos.

“Vine para navidad a Matagalpa –contó Manuel de Jesús — estuve con mi familia, pero por razones de seguridad me refugié con amistades en Managua, no me quise arriesgar a que me identificaran los paramilitares y los de juventud sandinista que son expertos en eso, y entonces así anduve. Busqué trabajo, encontré algo, pero después se cerró, lo otro es que siempre anduve con miedo de que me reconocieran”, comentó.


“No hay empleos”

El exiliado nuevamente, aseguró que el tiempo que estuvo en Nicaragua hizo de todo para sobrevivir. “Yo me gradué y no encontré en lo mío. Durante la lucha cívica y la represión, la empresa donde trabajaba despidió a mucha gente incluyéndome y me fui a Costa Rica a sobrevivir”, relató.


Afirmó que pensó muchas veces en volver a Nicaragua. “Regresé y lo que quería era recuperar mi vida en mi país, pero ahora veo que no hay trabajo y donde hay, a uno le quieren pagar cualquier cosa y estar casi como esclavo. En Costa Rica igual, pero se consigue trabajo más fácil que en Nicaragua y uno ve el dinero”, aseguró.

Añade que al retornar, su familia en Matagalpa estaba más preocupada por él, porque semanalmente viajaba a Matagalpa, se quedaba unas horas y tenía que hacer varias cosas antes de volver a la capital por seguridad, por si lo llegaban a descubrir. “Yo no podía seguir así. Entonces me puse de acuerdo con mi amigo para irnos de nuevo. La verdad, esto ha cambiado para peor”, lamentó.



Vivieron hasta disfrazados

Mientras tanto, Álvaro Roberto, que se refugió más largo de su familia, en Chinandega, le costó mucho conseguir trabajo y estabilizarse. “Yo no logré terminar la universidad. Cuando empezó la lucha de abril yo tenía mi vehículo y hacía mandados, estudiaba administración de empresas y así, ese era mi negocio”, cuenta.


Reveló que fue muy doloroso dejarlo todo de un día para otro y hacia lo desconocido, “pero mi vida estaba en riesgo, era irme o terminar torturado por los delincuentes que nos gobiernan”.

Compartió que se fue a Chinandega a trabajar, porque “no me podía quedar en Matagalpa, me hubieran identificado fácil y allá estuviera preso o muerto”. “Fui a Matagalpa a ver a mi mamá que estaba en paso de muerte. Ella falleció y la pude ver y enterrarla, como ella quería. Para eso tuve que dejarme crecer el pelo y la barba y hacerme pasar como desconocido. Si no, me hubieran fregado”, afirmó.


Manuel De Jesús y Álvaro Roberto, se pusieron de acuerdo para volver a Costa Rica hace mes y medio, saliendo del país por puntos ciegos, con promesas de trabajo mejor remunerados que en Nicaragua.


Ahora Manuel de Jesús está trabajando en una empacadora. “Gracias a contactos de gente bien intencionada que me ayudaron a conseguirlo y no gano mal, lo mismo el otro broder”, se alegra. “Me dolió dejar otra vez a mi gente, pero estoy en un mejor trabajo y me da para mí y ayudar a mi familia”, dijo el otro matagalpino.

Ambos creen que un día podrán volver pero están convencidos que por ahora no. “Volveremos cuando el país esté libre de dictaduras, cuando sea un país en el que se pueda trabajar y vivir sin miedos de represión, cárcel y miseria, porque los sandinistas solo eso pueden ofrecerle al pueblo”, dijeron.


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