Consuelo Loera, la nonagenaria madre de Joaquín “El Chapo” Guzmán —el exlíder del Cartel de Sinaloa que cumple cadena perpetua por narcotráfico en Estados Unidos— falleció el domingo en el noroeste de México, informaron el lunes autoridades mexicanas.
Un funcionario federal confirmó el deceso a AP y el presidente Andrés Manuel López Obrador se refirió al tema en su conferencia matutina pidiendo respeto para la familia y dando por verídica la información publicada por medios locales. El funcionario pidió el anonimato por no estar autorizado a hablar sobre el tema.
“Cualquier ser humano que pierde la vida merece respeto y también consideración a sus familiares, a todos los que pasan por esos trances”, dijo López Obrador. “Nada humano me es ajeno”, agregó. La anciana rondaba los 95 años, ya que en una carta de marzo de 2020 enviada al presidente decía tener 92.
Loera estaba en un hospital privado de Culiacán, la capital del estado norteño mexicano de Sinaloa. Medios locales indicaron que se encontraba mal de salud y ella misma habló de sus achaques hace tres años cuando pidió ayuda a López Obrador por segunda vez para poder visitar a su hijo.
El lunes, al ser interrogado al respecto por la prensa, López Obrador negó que el deceso fuera a detonar el envío de fuerzas de seguridad extras al estado. “Hay en Sinaloa, y en todo el país, vigilancia siempre”.
La mujer acaparó la atención de los medios cuando el presidente López Obrador, durante una visita al municipio Badiraguato, en Sinaloa, le estrechó la mano mientras ella iba en un vehículo. Era fines de marzo de 2020, apenas iniciada la pandemia de COVID-19.
Al ser preguntado por ese gesto el mandatario dijo entonces que aunque por razones sanitarias ya no solía saludar a quien se le acercaba a verlo en sus visitas, en ese caso hubiera sido una falta de respeto hacia la anciana. Ese mismo mes, Loera le había enviado una carta al presidente, que el mismo mandatario hizo pública, en la que solicitaba la intervención del gobierno para poder viajar a Estados Unidos y visitar a su hijo en prisión.
En el escrito de 2020, Loera agradecía las gestiones del gobierno mexicano intentando que ella consiguiera una visa humanitaria para visitar a su hijo pero lamentaba que habían sido infructuosas y por eso volvía a pedir ayuda.
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