Después de más de 33 años de servicio, las misioneras de la congregación Cristo Rey "dejan" la Catedral de Managua para "cumplir otras funciones", aseguró el Cardenal Leopoldo Brenes en la Eucaristía del domingo 21 de enero.
El Arzobispo de Managua no especificó dónde, ni que nueva misión realizarán las hermanas que durante años prestaron servicio en el templo madre y aseguró que fue por pedido de las superioras.
"Tienen necesidad de ir a otra misión, necesitan personal y me han pedido pues que las hermanas que están aquí con nosotros se retiraban de ese servicio aquí de la iglesia Catedral, un servicio que han venido desarrollando desde antes que estuviese construida esta Catedral pero de manera más directa durante 30 años", dijo Brenes.
El Jerarca de la Iglesia les entregó una placa de reconocimiento por su arduo trabajo de años en la administración y la realización de otras tareas dentro de la Catedral.
"No hay duda que para este servidor y para todos es doloroso, pero los caminos del señor son muy distintos a los nuestros, y yo tengo siempre como norma que respeto decisiones que puedan tomar estas religiosas. Ha sido un trabajo muy hermoso", finalizó el Cardenal.
Las religiosas de Cristo Rey eran las que se encargaban de asistir a los sacerdotes que viven en Catedral, organizaban actividades benéficas y de recolección de fondos para el mantenimiento del templo, además de trabajo administrativo y pastoral.
La Congregación Siervas Misioneras de Cristo Rey fue fundada en 1950 en la Arquidiócesis de Managua por la madre Albertina Prudencia Ramírez, desde ese momento, las hermanas han sido asistentes del clero de la Arquidiócesis, han fundado centros educativos como el Colegio Cristo Rey en Managua, entre otras obras.
A raíz de 2018, el régimen de Daniel Ortega ha llevado a cabo una persecución contra la iglesia católica de Nicaragua y ha expulsado a varias congregaciones de monjas, entre ellas las Misioneras de la Caridad de Madre Teresa de Calcuta y las Hermanas Pobres de Jesucristo.
La mayoría de las congregaciones religiosas en Nicaragua expulsadas realizaban trabajo social y tenían a su cargo colegios, centros de acogida, asilos de anciano y comedores infantiles.
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