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Una navidad diferente en Bluefields, ¿Dónde están los jóvenes?



Muchas familias de Bluefields celebrarán esta Navidad separadas de hijos, padres y hermanos, los que se fueron del país en busca de mejores oportunidades. Al acercarse la Navidad, los recuerdos de otros años en familia los entristece.


Muchos –jóvenes en su mayoría– lo arriesgaron todo, se expusieron al secuestro de carteles, violaciones, robos, extorsiones y hasta amenazas a su propia vida en viajes que tardaron semanas enteras.


Para ellos, el bello Bluefields “dejó de ofrecerles vida”. Se fueron con la fe de que el sacrificio les sea regresado con trabajo, cierta comodidad y dinero para enviarles a quienes en el país se quedaron.


“Recientemente se fue mi hermana mayor y la menor, yo me hacía la fuerte para darles valor, pero me sentía muy temerosa, porque hay mucho peligro en ese viaje, más cuando sos mujer”, cuenta para este reporte una pobladora del barrio Pancasan de Bluefields.

“Mala Nochebuena”


Para estas familias, la Navidad no será igual este año. La migración les ha dejado un vacío que les será difícil llenar por algún tiempo. Habrá menos que cocinar, menos bullas en las viviendas, menos cena, menos sopa, menos motivos para celebrar.


“No creo hacer algo en esta Navidad, aunque sé que mis hijas ya llegaron y están bien, no es igual que antes, porque en la casa me quedé sola con mis nietos. Nunca nos habíamos separado así, y ahora no sé cuándo podrán regresar, quizás cuando vengan yo ya ni viva”, se lamente con la voz entrecortada, la madre de dos migrantes.



“La economía del país está decaída, no se siente el ambiente de años anteriores, no hay dinero, ni mucha alegría en la gente, se siente diferente. Hay remesas pero aún llegan muy pocas, la familia quedó desunida, destruida”, comenta Teresa Somoza, comerciante de la ciudad.

Navidad cruzando fronteras


Para una familia originaria del barrio Punta Fría en Bluefields, la Navidad de sus más allegados será cruzando fronteras. Una hija, sobrino y un vecino emprendieron viaje a Estados Unidos recientemente, y según el coyote contratado, llegarán a territorio norteamericano el 28 de diciembre, si no hay contratiempos en el camino.


Estos jóvenes tienen familiares en Estados Unidos. Esperan cruzar y entregarse a las autoridades de migración en suelo americano y ser reclamados por sus familiares.


“Para nosotros como familia, la Navidad será pegados al teléfono, yo estaré tranquila hasta que me digan ya estamos en Estados Unidos, allí si respiraré, ahorita no tengo cabeza para comidas, ni celebraciones”, dice la matriarca de esta familia.

Afrodescendientes, miskitos y mestizos son los pueblos originarios del Caribe Sur que más se han visto afectados por el flagelo de la migración, y aunque no hay estadística que los evidencie, los comunitarios dicen que al menos uno se ha ido en cada familia que habitan en la zona.


Afectación emocional


Para el psicólogo Kesly Kelly, la desvinculación abrupta de la familia causa severos daños emocionales que pueden ser evidentes o no, sin embargo, son reflejados en actitudes depresivas, cambios de estados de ánimos entre otros.



“Una persona tiene que desvincularse de su familia, primero. En segundo lugar su comunidad, y moverse a otro territorio, donde no tiene a un familiar cercano, no tiene recursos, pero también se expone a sufrir diferentes maltratos, violencias de múltiples partes”, expresó el especialista.

Para la socióloga y líder afrodescendiente Dolene Miller, muchos jóvenes que recientemente salieron de secundaria, ya están alistando maletas para emigrar, porque han perdido la esperanza de tener un futuro digno profesionalmente en su país.


“Nuestra sociedad no le ofrece nada a los jóvenes”, comenta Miller, quien asegura que las condiciones de migración son también deplorables, ya que corren el riesgo de ser secuestrados.


Pero más allá de las condiciones de esa travesía, las personas que están emigrando son jóvenes. “Eso es un problema porque hay una gran pérdida de talentos”, advierte Miller.


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