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“Pinita” luchó por la libertad de otros, pero se marchitó en su país, Ortega se lo dio por cárcel

  • Dejó la comodidad de sus apellidos y se convirtió en una luchadora social, fue profesora de cocina por casi 50 años, escribió 16 recetarios, dirigió un programa de TV y heredó para su familia un ejemplo que perdurará para siempre. Escribió que un día, Nicaragua será libre.


Foto: La Prensa

María Josefina Gurdián dedicó sus últimas fuerzas a luchar por la libertad de su hija Ana Margarita y de su nieta Tamara Dávila, ambas presas políticas de la dictadura de Daniel Ortega. Las supo en libertad en febrero de este año, pero no pudo abrazarlas como ella quería, porque para ella, el dictador dictó al país por cárcel al arrebatarle su pasaporte e impedir que viajara aunque el motivo fuese salvar su vida.


María Joséfina, “Pinita” Gurdián, como más era conocida en el país, perdió la lucha contra el cáncer este domingo, un mal que la arrinconó por meses, pero que nunca le restó un pelo de fuerzas para demandar la libertad de sus hija, de su nieta y la de los demás presos políticos, como muchas veces ella misma lo dijo. “Pinita” escribió cartas, grabó videos y dio entrevistas para denunciar la represión contra sus parientes y contra todo un pueblo, que ella creía no merece lo que vive.


Un infarto producto de su mal, le apagó la voz, la misma que muchos oyeron en televisión, cuando enseñaba cocina. Tenía 79 años y fue lúcida y elocuente hasta el último de sus días. Desde junio de 2021 que secuestraron a Ana Margarita y a Dávila, no paró ni un momento. En cartas que escribió para ellas, les anunció que un día serían libres como lo son ahora, y aunque estaba clara que ya no estaría, heredó para ellas consejos que les aseguró, le servirán en un país que según ella no era el de este tiempo.



En esa carta, las animó a no dejar de creer en Jesús. Les dijo que “la justicia brillará y que todo este dolor se convertirá en gozo, aunque quizá ya no esté aquí para disfrutarlo, pero tengan por seguro, mi espíritu estará presente”, les mencionó. Les pidió que conservaran sus ideales, “que permanezcan nítidos”, les dijo. Y les pidió también que nunca dejaran que la corrupción les corroa sus vidas. “(…)Que nunca las enturbia el poder, que sepan que muchas veces van a estar equivocadas y nunca dejen de pedir perdón por ello, que sus ideales sigan intactos”, les recomendó.

“La cuchara de Pinita”


“Pinita” nació en León y aunque vivió en Managua, sintió que nunca dejó de pertenecer a esa ciudad. Quienes la conocieron, aseguran que de una plática con ella, uno nunca se iba vacío. Siempre tenía que contar y como toda doña de televisión, lo sabía hacer de forma amena.


En el blog La fábrica de Startups, recordó en abril de 2016, que el primer recuerdo que tenía de ella misma fue a los cuatro años años huyendo con su familia de la erupción del volcán Cerro Negro en 1949. “Nos fuimos a una finca en Chinandega y me regalaron un venadito que tenían amarrado allá”, relató.

“Pinita” solía decir que su pasión por la cocina la heredó de sus abuelos que eran de Italia y que cocinaban muy bien. Ella se granjeó una carrera respetada en la cocina, fue la autora de 16 recetarios, dirigió el programa de TV “Cocinando con Pinita”, superó los 50 años dando clases de cocina y fundó la Pastelería Margarita con sucursales que son una referencia en el país.


“Pinita” contó al blog que su travesía culinaria comenzó cuando ella tenía 34 años. Había procreado con Miguel Ernesto Vigil seis hijos; Josefina, Miguel, Virginia, Félix, Francisco y Ana Margarita. Contó que aunque su esposo era ministro del gobierno revolucionario instalado en la Nicaragua de 1979, no ganaba lo suficiente. “Eran tiempos en los que en la revolución se ganaba muy poco”, dijo en su relato.

“Empecé a preguntarme: ¿Qué puedo hacer? Decidí probar haciendo galletas. Pero ¿Cómo hacer galleta? Me tocó ser emprendedora porque no había nada en los supermercados. Entré a una cooperativa de panaderos donde tenía una cuota semanal de los materiales que necesitaba para hacer las galletas. En la cooperativa también me daban bolsitas para empacarlas. Un amigo de mis hijos me diseñó una etiqueta, yo las fotocopiaba y las pegaba a mano una por una. También me las ingenié, de una receta básica de vainilla llegué a sacar 8 tipos diferentes de galletas. Les llamé galletas ´Margarita´, el nombre actual de la pastelería, el nombre de mi bisabuela, abuela, tía, hermana e hija. Y así empecé”, relató.

“Pinita” dijo en esa entrevista que llegó a distribuir galletas a 16 lugares. Que ella hacía de todo; cocinaba, empacaba, entregaba y cobraba. “Usaba el horno y la batidora de mi casa. Aun así era súper estricta con la calidad, cuando no conseguía mantequilla no hacía galletas, prefería no tener ingresos a dar un producto que no era el esperado”, dijo. Recordó que su esposo, empezó ayudarla sobre todo con cuentas y ventas y de pronto, la familia subsistía del salario del ministro de la revolución, pero más las galletas “Margarita”.


Una luchadora social y antisomocista


“Pinita” era católica. Contó que fue bautizada al nacer, pero su verdadera conversión fue a los 22 años cuando participó en un Cursillo de Cristiandad. Ella nunca negó que provenía de una familia acomodada, pero que siempre apuntó a su familia a hacer una “opción preferencial" para los pobres. Nos integramos activamente en Comunidades Cristianas”, relató.


Pocos sabían que cuando triunfó la revolución en 1979, casi toda la familia de “Pinita” se insertó de lleno en ella, asumiendo como ella decía, todas sus consecuencias. “Mi marido fue nombrado ministro de la Vivienda y un hijo nuestro fue gravemente herido combatiendo en un batallón para defender la revolución”, dijo a la revista Periferia, cuando compartió su testimonio como sobreviviente del Covid-19.


Sergio Rámirez llegó a llamarle “una mujer de ñeque” en su blog dónde contó que en 1978, cuando el Grupo de los Doce al que él pertenecía, regresó a Nicaragua desafiando el proceso por terrorismo y traición a la patria que la Fiscalía de la dictadura de Somoza les había abierto ante un juez, fueron acogidos en la casa de “Pinita” en León.


Recordó aquella vivienda de “Pinita” Gurdián y Miguel Ernesto Vigil, como una de amplios corredores en las afueras de la ciudad, a la que entonces se habían recién pasado. “Si hubiera que buscar el ejemplo de una familia de aquellos tiempos, que a través de su entrega a la fe cristiana llegó al compromiso profundo de luchar por una Nicaragua distinta, era esta”, destacó el escritor en el artículo que dejó claro que “Pinita” sería una mujer que nunca se callaría hasta ver a su hija y a su nieta libre, como en efecto ocurrió.



Aún y con ese lado de la historia antisomocista, el Frente Sandinista de Liberación Nacional que dirige Daniel Ortega y Rosario Murillo, no titubearon en mostrarle su crueldad. “Pinita” contó que su familia se distanció de los líderes revolucionarios a raíz de la derrota electoral de 1990, cuando muchos vieron con asombro el comportamiento del sandinismo derrotado, que quiso dejar el país en ruinas solo por haber perdido el poder. “Era mucha corrupción, los ideales se distorsionaron”, recordó.


Sin imaginárselo, ella sería atacada por esta voraz dictadura familiar y una vez más se vio obligada a dejar su vida de comodidad, para plantarle cara como lo hizo hasta sus últimos días. Reclamar la libertad para su hija y su nieta, ambas comprometidas con las luchas sociales y los derechos humanos, causó que el régimen la castigara a ella.

En septiembre de 2022 el orteguismo ordenó a la dirección de Migración y Extranjería despojarla de su pasaporte cuando se disponía a realizarse un examen médico en Costa Rica. La cárcel que su hija y su nieta padecieron influyeron en su quebranto de salud y ella admitió que descuidó sus males, debido a la acción represiva del régimen contra su hija, nieta y claro contra ella misma que no podía buscar ayuda médica fuera.


Pesar en todos lados


El cuerpo de “Pinita” Gurdián será velado este 28 de agosto entre las 8:00 y las 11:00 de la mañana en la funeraria Monte Los Olivos, según publicó La Prensa. Informó que además se le realizará una misa de cuerpo presente y posteriormente a las 3:00 de la tarde se procedería a su funeral en el cementerio de Guadalupe en León.


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