Desde hace meses, la intranquilidad cohabita con las familias blufileñas, que buscan cada día asegurar más sus viviendas para no ser víctimas de la delincuencia que en este municipio crece “como cosecha abonada” y ha dejado pérdidas cuantiosas entre la población.
Ya son pocas las casas con corredores abiertos y solares sin muros perimetrales. Aunque gasten más, los pobladores invierten también en colocar barrotes, alambres de púas o cualquier método de seguridad, para mantener protegidas sus pertenencias.
Pero en algunos lugares, ni estos métodos funcionan. La delincuencia disparada, sabe burlarse de las medidas y se introducen a las viviendas para llevarse lo que tanto les ha costado a sus propietarios.
Un matrimonio del barrio Loma Fresca, por ejemplo, es la más reciente víctima. De la noche a la mañana, todo lo que tenían en su humilde vivienda fue sustraído. Los delincuentes no perdonaron ni los cubiertos, arrasaron hasta con el último tenedor.
“Aquí todo está difícil, todo caro y uno perdiendo lo poco que ha comprado, y que tanto necesita, no debe ser así”, se queja la víctima, que pide por seguridad no ser identificada. Los afectados aseguran que los delincuentes, ya no son pocos y las fechorías las hacen en grupos. “Es cómo que se organizan para dejar vacías las viviendas”, denuncian.
El problema de las drogas
El consumo del alcohol y drogas causan dependencia, esta dependencia es a su vez el principal motor de la delincuencia, ya que los consumidores encuentran en el robo, inyección de efectivo fácil para comprar el “vicio”, creen los quejosos.
“El que fuma y no tiene riales, busca cómo conseguirlo de cualquier forma, es ahí donde viene la delincuencia. Hay que encerrarlos en un reformatorio, que no salgan, porque ellos no van a parar”, recomienda el ciudadano Orlando Hodgson.
Este poblador, también menciona que los consumidores de drogas promueven indirectamente el vicio entre niños y jóvenes porque las usan en la vía pública y se convierte en “una especie de normalización”. “Con respecto a este problema, hay que atacarlo de raíz; que son los expendios. El comprador depende del vendedor, entonces hay que cerrar al vendedor”, afirmó por su lado, Jorge Blanford, facilitador judicial del barrio Beholden.
Con respecto al alcohol, Blanford asegura que es indispensable regular la venta de bebidas alcohólicas, ya que no hay medida con la venta a menores y es ahí donde inicia la destrucción a las generaciones futuras. “El alcohol y el cigarrillo es la divisa más grande del gobierno, pero también debería haber un control y mirar, un niño que está tomando, ¿quién te vendió esto?, preguntar y multar al vendedor”, recomendó.
La comunidad debe accionar
Para Anett Gordon, las familias de jóvenes con dependencia al alcoholismo y drogas, deben revivir los comités de apoyo que permitan buscar ayuda con las instituciones estatales, ya que las familias dejan de accionar, acostumbrándose al consumo.
“Yo no miro agarrar a un muchacho y encerrarlo. Niños de 12,13,14,15 años, y ellos son los que están en riesgo y todavía hay personas que pueden hablar con ellos, trabajemos mano a mano con la Policía, la Policía tiene que estar un poquito más en nuestra comunidad, trabajando con nosotros”, pidió.
Estos comités se habían creado hace más de diez años, sin embargo, nunca se le dio la importancia desde las instituciones y poco a poco los esfuerzos se perdieron. Otra estrategia, que recomiendan, es eliminar a los compradores de objetos robados, o “topes”, ya que sin comprador inmediato, disminuirían los robos.
Mientras Gordon recomienda una salida desde el seno familiar, Blanford demanda mayor patrullaje policial, porque es la ausencia de la autoridad a su criterio, lo que ha generado comodidad en la delincuencia para cometer los delitos.
“Más patrullaje, porque ya Bluefields no es lo que teníamos antes, ahora andamos como por 100 mil habitantes, poner un puesto de policía en diferente sector, no solo allá (Delegación policial) para lidiar con este flagelo”, señaló Blanford.
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