Los achaques de la economía cubana fueron reflejados en el reciente informe emitido por el ministro de Economía de Cuba, Alejandro Gil, ante el parlamento, al admitir que la isla está sufriendo una inflación del 40 por ciento y que se les ha hecho imposible controlar la subida de los precios.
“La inflación no se ha podido detener, las medidas que hemos aprobado para control la espiral inflacionaria del país no tienen todavía los resultados esperados. La inflación es casi del 40 por ciento, eso es directo, pérdida de capacidad de compras de los ingresos de la población”, explicó Gil.
La dictadura cubana admite que la inflación no se ha podido detener y al cierre de octubre marcó 28,76% en lo que va del año, mientras que la subida de precios en 12 meses alcanza “casi el 40%”
El funcionario castrista, justificó que esta situación es una especie de “inflación exportada” debido al bloqueo de Los Estados Unidos, las deficiencias estructurales de la economía cubana y los efectos de la pandemia, sumado al incremento de los precios internacionales.
El PIB cubano se desplomó 10,9 % en 2020, en medio de la crisis sanitaria por la pandemia del Covid 19 provocando la mayor crisis económica de las últimas tres décadas en Cuba, en el 2021 comenzó apenas una débil recuperación de 1,3%. La llegada de turistas a la isla, que es la principal fuente de ingresos, después de los servicios médicos, fue de 1,7 millones de personas en lo que va de este 2022, nada que ver con lo proyectado y muy distante de los cuatro millones de turistas alcanzados en 2019.
A pesar de esto la dictadura castrista se mantiene positiva para el próximo año, puesto que Gil considera que el 2023 “va a ser un año mejor”, pronosticando un crecimiento del 3%.
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