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A tres años del acto “terrorista y planificado” contra la Sangre de Cristo

La Alianza de Periodismo Digital #RedesDeNicaragua presenta en su primer entrega un especial sobre el atentado "terrorista" en la capilla de la sangre de Cristo en la Catedral Metropolitana de Managua


  • Más de 380 años respaldan la imagen de la Sangre de Cristo que quedó calcinada a causa del ataque “terrorista y planificado” de 2020. La venerada imagen es una de las que tiene más historia en Nicaragua.


El 31 de julio de 2020 los nicaragüenses fueron testigos de uno de los ataques más violentos que atentó contra la religiosidad de los católicos nicaragüenses. Una persona que nunca fue identificado por la Policía entró a la Catedral Metropolitana de la Inmaculada Concepción de María, en Managua, y lanzó un artefacto explosivo que provocó un incendio en la capilla que alberga la imagen.


Oración, silencio, llanto y súplica por el ultraje, irrespeto, sacrilegio y profanación, así fueron los días que siguieron después del atentado. “Fue un ataque terrorista planificado por la dictadura Ortega-Murillo.


En Nicaragua no ocurre nada sin el beneplácito de la dictadura, menos cuando se trata de actos delincuenciales como esos”, dijo la investigadora Martha Patricia Molina, autora del estudio: “Nicaragua una Iglesia Perseguida”.

La Policía descartó inmediatamente mano criminal y en un comunicado dejó entrever que el incendio se originó por “una veladora colocada en un candelabro alto” que un sacristán encendía todos los días a las siete de la mañana. La misma versión mantuvo la vicepresidenta Rosario Murillo.


“La policía nunca hizo una investigación profesional, sino que solo ratificó la versión emitida por la señora Murillo. Es un crimen que hasta el día de hoy ha quedado en la impunidad”, dijo Molina.

El atentado terrorista a la imagen de la Sangre de Cristo en Catedral de Managua en 2020 marcó el inicio del recrudecimiento de los ataques del régimen de Daniel Ortega hacia la Iglesia Católica en Nicaragua.


Fue una jornada cargada de dolor para el pueblo creyente y donde el clero encarnó y vivió el periplo del Vía Crucis.


"Estos son actos de terrorismo, una bomba de gran poder, la imagen quedó calcinada. Hemos derramado muchas lágrimas porque esta imagen para nosotros significa mucho y también para el pueblo católico y el pueblo devoto de la sangre de Cristo”, expresó Brenes tras el incendio en la capilla en el 2020.


Han pasado tres años desde este acto sacrílego y así como el viento silencioso y tenso, la Iglesia Católica mantiene total hermetismo sobre el tema, pero el Cardenal Leopoldo Brenes, Arzobispo de Managua, señaló que “no tenía nada que decir”.




Hermetismo

La eventual restauración de la imagen de la Sangre de Cristo es un tema totalmente hermético en la Iglesia Católica. El rector de Catedral de Managua, Zaid Ruiz dijo que desconoce las decisiones del Arzobispo en este sentido.


“Por el momento no (hay fecha). cuando haya seguramente el señor arzobispo dará a conocer todos los detalles”, expresó escuetamente el padre Zaid Ruiz. Sobre el costo de la restauración también dijo que “desconoce” cualquier dato.

Otro sacerdote que evitó hablar sobre el tema fue el padre Héctor Treminio uno de los devotos de la imagen.


“Es que no sé, eso lo ve directamente el Señor arzobispo. Hay que preguntarle a él”, dijo visiblemente nervioso el religioso. Incluso temió explicar el significado de la devoción ante nuestras consultas.

Una historia que une a católicos nicaragüenses

La imagen después de tres años permanece sin ser restaurada. En estos tres años el pueblo católico ha sufrido en silencio estos actos represivos contra la iglesia apegados a su fe, devoción y esperanza en Jesús Crucificado.


Martha González, una feligrés de 68 años, asegura no importarle que la imagen haya sido quemada, aunque lamenta el atentado. “Nosotros lo veneramos siempre, que la dejen como está (quemada). Nosotros la vemos igual antes de que la quemaran”, expresa.



Isidora Aguilera es otro feligrés que cada jueves visita la Catedral para orar ante la imagen calcinada. Desde que tiene uso de razón recuerda que sus padres la llevaban, ahora lo hace por convicción y mantener su fe.


“Sabemos que siempre está allí, haya sucedido lo que haya sucedido, sabemos que él (Jesús) está y camina con nosotros. Él es fiel en su palabra”, expone.

El padre Zaid Ruiz, rector de Catedral de Managua destaca que el incendio contra la capilla de la Sangre de Cristo limita el contacto de los files con la imagen. “Por la conservación y demás no puede estar el pueblo como antes, pero visitarlo siempre se puede desde fuera de la capilla”, explica el sacerdote.


“La imagen es visitada por los fieles afuera de su capilla, hay días en específico cuando se apertura la capilla para que los fieles puedan pasar, como los primeros miércoles, el viernes santo, y otros días relevantes”, detalla.

Católicos orando afuera de la capilla incinerada de la Sangre de Cristo
Católicos orando afuera de la capilla incinerada de la Sangre de Cristo

Sobre la devoción del pueblo el padre Zavala resalta que es una fe extendida por toda Nicaragua.


“Vemos como en la Catedral no dejan de venir los fieles, no dejan de asistir a la capilla de la Sangre de Cristo no dejan de rezar, de orar y muestra de eso es que en cada Eucaristía hay alguien siempre que eleva sus oraciones ya sea de acción de gracias o de petición a la Sangre de Cristo por estos favores. Es una fe intacta que está puesta en El Señor”, refiere.

Una joven, de 27 años, cuenta bajo anonimato por miedo a represalias, que ha sido devota de la Sangre de Cristo desde niña, gracias a que su mamá siempre le inculcó esa devoción.


“Yo he sido devota desde pequeña, mi mamá me crió y enseñó que hay un solo Dios y mi Sangre de Cristo me ha hecho demasiados milagros”, cuenta.

A la Sangre de Cristo le debe muchos milagros, “uno de tantos fue que salí súper bien con mi hija del hospital cuando las dos íbamos a morir. El otro milagro que me hizo fue lo de mi hermano (que estuvo detenido) y cuando yo estaba pasando por una enfermedad y me la curó completamente”, cuenta.


La joven dice que cuando se enteró que la imagen de la Sangre de Cristo había sido incendiada fue impactante. “Me puse súper mal y me dio mucho enojo, coraje y muy decepcionada de cómo fue posible que le hayan hecho eso a Dios; solo una persona loca, sin cerebro hace eso, ese dañó tan grande”.


"La iglesia nos invita a orar. Este día elevo mis oraciones pidiendo perdón a la Sangre de Cristo por el alma de la persona que movido por el odio o peor aún, siguiendo instrucciones de alguien, cometió semejante sacrilegio", expresó doña Mercedes Zúñiga, quien a las cuatro de la mañana de hoy, rezó el rosario de la Divina Misericordia.

"Aunque la imagen esté dañada, la fe sigue siendo la misma. Nos podrán destruir la imagen, pero nosotros tenemos nuestra fe intacta", agregó la religiosa, cuyo rostro se veía iluminado por la luz de las veladoras de su altar, en donde colocó una foto de Monseñor Rolando Álvarez. “La iglesia persona semejante barbaridad”, dijo.


Oración crece

Por su lado, durante la eucaristía del domingo 30 de julio, el Cardenal Leopoldo Brenes, Arzobispo de Managua, recordó el ataque a la imagen y dijo que ese acontecimiento, acercó a los feligreses a Dios por medio de la oración.


“Este mes de julio lo dedicamos a la Sangre de Cristo y con mucho sufrimiento recordamos el ataque de la cual fue víctima nuestra bendecida representación”, expresó el Cardenal Brenes.

En reiteradas ocasiones, el jerarca católico ha dicho que la imagen de la Sangre de Cristo “se mantiene intacta en el corazón de los fieles y es por ello, que también la fe se mantiene intacta”.


A diario, todos los devotos de la Sangre de Cristo llegan a orar a la entrada de la capilla de la Sangre de Cristo, para pedir por favores, mientras que otros, llegan a darle gracias por los milagros recibidos. Ello pese al daño que sufrió.




La imagen de la Sangre de Cristo es una reliquia de más de 380 años de existencia, ahora se encuentra calcinada y su rostro separado de la cruz, tras el atentado recibido en 2020. Pese a que la Arquidiócesis de Managua, en los primeros días después de la tragedia, informó sobre la apertura de unas cuentas bancarias para que los feligreses apoyaran económicamente la "reconstrucción y restauración" de la capilla de la Sangre de Cristo, todo sigue igual.


“Lo último que supe fue que se estaba recogiendo dinero para la restauración, que es algo extremadamente caro, pero ese dinero actualmente está confiscado por la dictadura”, recordó Molina.

La imagen, según registros de la Iglesia católica, llegó procedente de Guatemala en el año 1638. Estuvo en al menos tres iglesias de la capital nicaragüense: Basílica San Antonio, luego fue trasladada a Monte Tabor y luego a la parroquia Pío X en Bello Horizonte. Luego fue llevada a la Catedral.


“Un acto terrorista que dejó una estela de dolor en la comunidad católica que venera a la Sangre de Cristo”, insistió Molina.

El Papa Francisco calificó el hecho como un “atentado”. La imagen es una representación de Cristo en la cruz. Es una escultura tallada en madera policromada y en su cabeza tiene también la representación de las espinas colocadas a Jesús.


La relación de lglesia católica y el régimen

Asedio a la Iglesia Católica en Nicaragua

Desde la rebelión de abril, en 2018, la Iglesia se convirtió en blanco de los ataques del régimen en Nicaragua. Molina en sus investigaciones ha recopilado más de 500 ataques contra la Iglesia en el país centroamericano.


Profanación de templos, cierre de medios de comunicación y organizaciones sin fines de lucro vinculadas a la Iglesia, ataques contra sacerdotes y obispos, pintas y mensajes de odio en las paredes de las iglesias y hasta procesos penales son las hostilidades de los últimos años. Antes de 2018 existía una “bonanza ficticia entre Estado e Iglesia”, reconoce Molina.


“Los sacerdotes nunca han dejado de denunciar los atropellos de la dictadura. La verdad que emana del evangelio que es proclamado por los sacerdotes siempre será incómodo a la dictadura porque queda al descubierto los delitos que a diario cometen los dictadores y sus serviles”, enfatiza la investigadora.

Antes de ganar las elecciones de 2006, Ortega pidió perdón a la Iglesia por los atropellos que la revolución sandinista cometió contra los obispos en la década de los ochenta.


“Cómo todos los políticos que se encuentran en campaña ofrecen mucho y cumplen poco o nada. El señor Ortega Saavedra, de igual forma se mostró falsamente arrepentido, de todos los atropellos a la Iglesia Católica en los años 80s. Lo lamentable es que la dictadura nuevamente ha repetido los mismos errores del pasado y puedo asegurar que cada vez son más graves”, puntualiza Molina.

Después de tres años, decenas de personas siguen acercándose a la capilla de la Sangre de Cristo en la Catedral para rogar por sus milagros o simplemente dar gracias por los favores ya recibidos.




El ataque


Según relatos de testigos, el 31 de Julio del 2020, cerca de las 11 de la mañana, una persona no identificada ingresó a la Capilla de la Sangre de Cristo y arrojó un artefacto explosivo que generó un incendio de gran magnitud que dejó la imagen completamente carbonizada.


Minutos más tardes Rosario Murillo, vicepresidenta y vocera del Gobierno, afirmaba que el incendio se produjo como consecuencia de una vela encendida en el altar de la imagen, sin embargo, la Iglesia Católica rechazó categóricamente esta teoría y explicó que en la capilla no permanecía ninguna vela u otro elemento que pudiera causar el incendio.


Diferentes organizaciones sociales y religiosas expresaron su solidaridad con la Iglesia Católica y pidieron a la Policía Nacional una investigación transparente, no obstante, la institución cerró la investigación en tiempo récord descartando mano criminal. Las imágenes de la Sangre de Cristo calcinada le dieron la vuelta al mundo y tuvo eco en medios tan prestigiosos como diario El País de España, que tituló “Un atentado con bomba molotov incendia la capilla de la Catedral Metropolitana de Managua”.


Las diferentes conferencias episcopales de la región enviaron misivas para expresar su solidaridad con la Iglesia Católica de Nicaragua e incluso el Papa Francisco, en el Vaticano, mostró su cercanía con los católicos nicaragüenses

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